martes, 10 de enero de 2017

ELLA

Miro a lo lejos tu sonrisa, como todos vitorean un beso en pareja, como ella baila de felicidad. Te has comprometido y no he podido hacer nada más que sentarme a ver la felicidad en tus ojos.

Un vacío en el estómago se hace presente, por más alcohol que intente ingerir nada servirá. Ella me sonríe y no puedo evitar ponerme nervioso.

–vamos a bailar– me dice y da vueltas a mi alrededor

–estoy bien– digo algo mareado–. Ve tú

Tu fiesta de compromiso ¿Quién lo diría? Años atrás te negabas a esta idea.
Sonrió ante la ironía de que fui yo quien los presenté en primera estancia, fui yo quien los senté en la misma mesa. Antes todo era diferente me sentía parte del grupo, eramos 3 amigos contra el mundo, pero tan pronto ellos comenzaron a salir me fui haciendo a un lado.

Ella sonríe y aplaude emocionada.
Miro a mi alrededor como todos aplauden por un beso más.

¿Por qué les gusta ver como se besan? A mí me destruye al escuchar a todos los invitados corear “beso, beso”

El día de la boda ha llegado, ella se ve hermosa con ese vestido color blanco aperlado, sus pequeñas flores en el cabello hacen resaltar sus ojos. Todo es de un tono blanco, las flores, los manteles y servilletas. No cabe duda de que esto es una boda.

–te ves muy bien– dice ella siempre tan risueña

–gracias, también tú– digo para ser amable pero ciertamente es que muero por dentro

–¿te gusta el color de las flores?

–es una boda, se supone que todo tiene que ser blanco– sonrió tímidamente

Ella se ríe por compromiso.

–me da gusto que vinieras.

–no me lo perdería.

–al final de la misa, tomate una foto con nosotros ¿sí?

–claro– digo, pero en mi mente solo quiero huir de esta tortura

Ella se ve hermosa nadie puede dudar que el blanco le sienta bien, en los invitados no veo a nadie conocido. Me siento en otro planeta, ella camina al altar despacio con una sonrisa en sus labios.

Te miro esperándola, claro que sí… también sonríes.

Me miras como el padrino solamente.

–tengo suerte– susurras

Que buena pareja hacen.
Mientras yo me trago este sentimiento de desesperación tú simplemente sonríes.
Silbo para acallar mis pensamientos. Dices aceptar protegerla, respetarla y se besan. Todos aplauden, todos menos yo.

Ella me llama para que me tome una foto con ambos y aceptó de mala gana.

–me alegra que hayas venido Josh– dices con una sonrisa y te arreglas la corbata

–no me lo perdería por nada– digo fingiendo una sonrisa

En la recepción después de su primer baile te veo solo sentado en la barra y me acerco a ti con mi orgullo colgando de mi mano derecha.

–te ves bien

–gracias ¿te gusta la fiesta?

–es lo que siempre soñaste– comentó queriendo ser sarcástico

–eso creo, no pensé que, con ella, pero sí, eso creo– sonríes y vuelves a acomodar tu corbata

Es un mal hábito que tienes, siempre quererte ver bien, aunque las circunstancias no sean relevantes.

–deja de hacer eso, te ves bien.

–gracias – dices mirando mi traje–. También te ves muy bien amigo

Ella te toma del brazo y vas a bailar con tu familia.
No es que sea justo, ni que este sentimiento que encontré sea justificado. Amo a mi mejor amigo, pero él ama a una mujer.
A ELLA quien le hace sentir todo aquello que no puedo, a ella que ahora lo toma de la mano.

Te miro desde la barra y te ves tan feliz, supongo que así es la vida. Algunas cosas por más que las busques simplemente no son para ti.
Ella me hace una seña para que los acompañe y yo me muestro una copa llena de martini.

Pensándolo detenidamente fue mi culpa, me enamore de algo imposible y sin fundamentos. El hecho de que fueras el único que me apoyó no quería decir que también estuvieras enamorado de mí. Los amigos hombres que tenía siempre sintieron asco al saber que yo era gay... todos menos tú. 





Original de: Diana Cecilia Vargas Gonzalez 
Historia registrada.(Ceci VG)



Cualquier copia de este escrito quedará penalizado.